Por: Redacción de ArtCuba.com
Casi cuatro millones de turistas visitan cada año los frescos de Miguel Ángel, lo que hace que el polvo y otras partículas que transportan se depositen sobre las pinturas, lo cual ha motivado que un grupo de expertos en conservación de arte haya sugerido que se haga una copia virtual de ese tesoro para reducir el flujo de personas.
La medida, considerada por muchos como el extremo del paroxismo, sugiere que los veinte mil visitantes que recorren la Capilla Sixtina cada día lo hagan a través de una copia virtual y de esta forma resolver el eminente peligro de destrucción al que están sometidas sus extraordinarias iconografías.
La Capilla ya no respira como antes, advirtió a L’Osservatore Romano Antonio Paolucci, director de los museos del Vaticano. Polvo, aliento, sudor, pelos, caspa, hilos, fibras sintéticas y piel son los principales responsables de esta asfixia. Es decir, una excesiva “presión humana” para la insuficiente eliminación de los contaminantes y los inadecuados controles climáticos, y solicitó cambios ambientales que favorezcan la conservación de sus riquezas patrimoniales.
La alerta sobre el paulatino y criminal deterioro fue dada por treinta restauradores que durante los meses de julio y agosto, en horas de la noche cuando había concluido la avalancha pública, limpiaron con pinceles de pelo de cabra las obras que engalanan la más famosa sede del Papado romano, entre las cuales advirtieron mayores daños en las medialunas de Miguel Ángel, las paredes del Juicio Universal y los frescos del siglo XV.
El informe de los restauradores fue dado a conocer en el Consejo Nacional de Investigación (CNR) de Italia por Maurizio de Luca, jefe del grupo; alarma que incentivo la idea de realizar una copia en tres dimensiones del templo construido entre 1477 y 1480.
“El objetivo es regular el flujo de visitas, no cerrar la Capilla Sixtina al público, simplemente ofrecer al visitante una herramienta para que se oriente mejor y entre a ver la obra familiarizado con su contenido”, aseguró Eva Pietroni, coordinadora del CNR para el Instituto de Tecnologías Aplicadas a los Bienes Culturales.
La propuesta tiene como antecedente la sala multimedia instalada en 2003 a las puertas del Museo Cívico, de Padua, que muestra una reproducción en 3D de los frescos que el Giotto realizó para la Capilla de los Scrovegni. “El visitante puede completar la información, acercarse con otra perspectiva a la obra, pasear por el espacio y captar elementos que de otro modo no percibiría”, justificó Pietroni. La idea pasa por mostrar largamente un simulacro, para que el paso de los turistas frente al original sea más expeditivo.
Sin embargo, según fuentes vaticanas citadas en el diario La Stampa, el deterioro se debe al escaso presupuesto que le destinan “los responsables financieros de la Santa Sede”, y la solución se reduciría a aumentar los fondos. Para el mismo Paolucci, los sistemas de ventilación instalados tras las restauraciones con disolventes en 1993 ya no dan abasto. El presupuesto no parece un problema si se consideran los 76 millones de euros anuales que generan los 4 millones de turistas que visitan cada año la Capilla Sixtina.
La Capilla Sixtina es la capilla más famosa del Palacio Apostólico de la Ciudad del Vaticano, la residencia oficial del Papa. Se encuentra a la derecha de la Basílica de San Pedro y originalmente servía como capilla de la fortaleza vaticana. Es famosa por su arquitectura, evocadora del Templo de Salomón del Antiguo Testamento, y su decoración al fresco, obra de los más grandes artistas del Renacimiento, incluyendo a Miguel Ángel, Rafael y Botticelli. Por orden del papa Julio II, Miguel Ángel decoró la bóveda (1.100 m²) entre 1508 y 1512. A Miguel Ángel no le agradó este encargo, y pensó que su trabajo era sólo para satisfacer la necesidad de grandeza del Papa. Sin embargo, hoy la bóveda, y especialmente El Juicio Final, son considerados como los mayores logros de Miguel Ángel en la pintura.
Fue construida por orden del papa Sixto IV, de quien toma su nombre, para restaurar la antigua Capilla Magna. Recién terminadas las obras, un grupo de pintores que incluía a Botticelli, Pietro Perugino, Luca Signorelli y Domenico Ghirlandaio pintaron una serie de paneles al fresco sobre la vida de Moisés (a la izquierda del altar, mirando hacia El Juicio Final) y la de Jesucristo (a la derecha del altar), acompañadas por retratos de los Papas en la zona superior y por cortinas pinadas con trampantojo. Las pinturas fueron concluidas en 1482, y el 15 de agosto de 1483,[1] Sixto IV consagró la primera misa celebrada en la capilla a la Asunción de María.
Desde la época de Sixto IV, la capilla ha servido como lugar de diversas actividades papales. Hoy es la sede del cónclave, la reunión en la que los cardenales eligen a un nuevo Papa.
Deja una respuesta