Un suceso sin precedentes se produjo en París poco antes de finalizar enero cuando fue clausurada la exposición Monet (1840-1926), presentada en el Grand Palais, luego de cuatro meses de exhibición: 913 mil 64 personas acudieron a la célebre instalación durante ese período, cifra que devino récord histórico.
La muestra de obras de Claude Monet, nacido el 14 de noviembre de 1840 en París y fallecido el 5 de diciembre de 1926 en Giverny, —también conocido como Oscar Claude Monet y Claude Oscar Monet—, superó con creces otras exhibiciones de grandes maestros del arte universal programadas allí, entre ellas la de Pablo Picasso y sus maestros, que entre 2008 y 2009 registró 783 mil personas.
Tampoco superó la exhibición de Tutankamen, montada en 1967, que movilizó hacia el suntuoso edificio a un millón 200 mil espectadores durante siete meses, tres más que el tiempo en que estuvo abierta al público la muestra del afamado pintor francés —inaugurada el 22 de setiembre pasado— quien a partir de la mitad de su carrera artística se le adjudica el estilo impresionista.
La exposición de Monet, distribuida en 21 salas y organizada por los Museos Nacionales de Francia y el Museo d’Orsay, estuvo a disposición del público durante todo el fin de semana último, de forma corrida, debido a la demanda de visitantes y la imposibilidad de alargarla, decisión que, según los organizadores, contribuyó de manera decisiva a que se alcanzara tal récord.
De acuerdo con el sentido curatorial, la exhibición, cuya producción contó con importantes préstamos del extranjero, fue narrada simultáneamente por décadas cronológicas y residencias de trabajo, ofreciendo al público una mejor comunicación con la obra del genial pintor, de quien hacía más de 30 años no se exhibían en París sus creaciones.
Las primeras obras de Monet, hasta la mitad de la década de 1860, son de un estilo realista, algunas de las cuales expuso en el Salón de París. A partir del final de la década de 1860 comenzó a pintar obras impresionistas. Sus iconografías pueden disfrutarse en la actualidad en varios museos de la Ciudad Luz, entre ellos el Museo d’Orsay (dedicado a los impresionistas), en L´Orangerie (donde se encuentran dos salas ovales que contienen los ocho paneles gigantes que donó al final de su vida con el tema de los nenúfares) y en el museo privado Marmottan-Monet, en cuya espléndida emblemática casona del siglo XVIII se encuentra el conocido cuadro Impression, de soleil levant (Impresión de una puesta de sol), que dio nombre al movimiento impresionista cuando un crítico calificó la obra despectivamente como “impresionista”.
En Giverny, a una hora de la capital gala, donde Monet instaló su jardín botánico y acuático, puede admirarse la serie completa de sus Nenúfares que pintó durante décadas.
La curadora de Monet (1840-1926), Anne Roquebert, quien a su vez es comisara del Museo d’Orsay, en entrevista con el semanario Proceso calificó al artista como “el más francés de los pintores”.
Su carrera fue impulsada por el mercader de arte Paul Durand-Ruel, pero a pesar de esto su situación financiera permaneció siendo difícil hasta mediados de la década de 1890. En esta época, Monet desarrolló el concepto de la «serie» en las que un motivo es pintado con distintos grados de iluminación. Al mismo tiempo comenzó a plantar su famoso jardín en Giverny que luego utilizó como motivo para sus pinturas.
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