Por Jorge Rivas Rodríguez
El jurado del XXVII Salón de Artes Visuales Fidelio Ponce de León, de la centro-oriental provincia cubana de Camagüey, Otorgó el Premio de Obra Individual a la instalación artística Los Sueños de Juan, de Elio J. Fonseca Cardoso, pieza laureada, según el jurado, por la fuerza e impacto con que aborda un hecho catastrófico, con una eficacia económica de medios y crítico grado de espectacularidad.
El Premio de Obra Individual consistió en 3000 pesos moneda nacional, en tanto la Fundación Brownstone confirió a esta misma pieza de Elio J. Fonseca Cardoso el Premio Noemí, consistente en diploma y una publicación sobre la misma en la revista norteamericana Art Today sobre arte contemporáneo
Para críticos, especialistas y observadores, esta edición del Fidelio Ponce fue una de las más trascendentales, no solo por su nivel de organización, sino por las nuevas propuestas de los creadores, buena parte de ellos jóvenes egresados de las diferentes escuelas de la enseñanza artística en la Isla, además de la calidad de los proyectos curatoriales y la complejidad de las obras individuales presentadas por los participantes.
En esta ocasión, el evento traspasó las fronteras de las galerías para extenderse hacia disímiles espacios de la ciudad, algunos de ellos alternativos, intención que, según los organizadores, ampliarán en futuras ediciones con el objetivo de convertir a Camagüey en una gigantesca plaza para el arte.
En el XXVII Salón de Artes Visuales Fidelio Ponce de León se exhiben —hasta mediados de octubre— 25 obras individuales, las cuales estuvieron en competencia, así como siete trabajos fuera de concurso, realizados todos por creadores de ese territorio, en su mayoría jóvenes.
El Fidelio Ponce 2010, por vez primera, admitió en su concurso proyectos curatoriales, como expresión del interés de “transitar hacia un evento caracterizado por la admisión de obras a través de proyectos curatoriales”, tal afirmó Alfredo Fuentes Fernández, especialista del CPAP.
Alfredo destacó también, como peculiaridad de esta edición del Salón, la inexistencia de una sala central de exposiciones en pos de una mejor distribución de las obras por todos los emplazamientos destinados al Salón.
El XI Taller de Teoría y Crítica de las Artes Plásticas, incluido en este evento, considerado entre los más prestigiosos de la Isla, muestra este año cambios dirigidos hacia un mayor diálogo con el público asistente. En contraste con eventos anteriores, la indagación en temas como la curaduría en ámbitos internacionales y la tradición y renovación artística en la imagen de la ciudad de Camagüey, se hizo a través de una conferencia por día y con lugar para el intercambio.
En cuanto a los ya acostumbrados espacios colaterales, el 2010 trajo grandes sorpresas. En la galería Gestos y el Café Literario La Comarca, en la sede de la AHS, jóvenes creadores del patio realizaron la muestra colectiva Máquina Hamlet, relacionada con los new media (arte digital, videoarte, etc.).
Además, se realizaron conversatorios post inauguraciones, mientras que en la galería taller Larios, que lleva el nombre de una reconocida figura del arte en Camagüey, se inauguró una retrospectiva dedicada al destacado pintor Lorenzo Linares Duque, célebre por sus escenas de gallos.
Fidelio Ponce de León fue un grandioso y controvertido pintor cubano nacido en Camagüey, el 25 de enero de 1895, fecha en que comenzó una turbulenta y enigmática vida que concluyó en La Habana 54 años después, el 19 de febrero de 1949, sucumbida ante una feroz tuberculosis. Hoy sus restos, prácticamente olvidados, reposan en una fría losa del Cementerio de Colón, en la capital.
El verdadero nombre de este creador que en su juventud fue bautizado con el seudónimo de Murillo el Loco era Alfredo Ramón Jesús de la Paz Fuentes Pons. De su vida, durante el tránsito entre aquella ciudad y la capital existen muy pocas evidencias. Solamente se sabe que siendo muy joven quedó notablemente impresionado ante la obra titulada Triste jornada, del pintor Rodríguez Morey, la cual pudo disfrutar durante una de sus varias visitas a la Feria Exposición Provincial de Camagüey (1912).
Considerado como uno de los maestros más sobresalientes del Arte Cubano durante el siglo XX, cuyo nombre perpetúa, en su honor, el Salón Provincial de Artes Plásticas de Camagüey, Fidelio Ponce de León nunca fue a París, como la mayoría de los integrantes de la Vanguardia cubana, a pertrechar sus conocimientos sobre arte y perfeccionar su técnica, por lo que en su vida no existieron ni un “antes” ni un “después” de Europa, porque no alcanzó ese sueño que quizás hubiera permitido a los críticos hablar de la influencia que pudieron haber ejercido en él Picasso, Marie Laurencin , Gauguin…. Siempre, con un solo antes y un después, el de la vida y la muerte, se pareció o fue influenciado por una sola persona: Ponce.
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